viernes, noviembre 24, 2006

Recordando historietas: Casey Ruggles

Casey Ruggles es el protagonista de esta historieta del Far West: un ex sargento del ejército en California, en época de la fiebre del oro: 1848. Un perfecto héroe de aventuras.
Es, quizá, el western mejor argumentado que he leído. La intervención de personajes reales -como el explorador Kit Carson, el bucanero Jean Lafitte, el rebelde Joaquín Murietta, la empresa Wells & Fargo- se engarza con la excelente caracterización de los ficticios, como Lili Lafitte, hija del pirata; el pequeño piel roja Kit Fox; Chris, la prometida de Casey; el insignificante dictador de Tilly Vally, Roger Jolly; el capitán Beauregard, pretendiente de Chris; el canalla marino, capitán Stevenson, y Mr. Pickett, el empresario. Cada personaje es un carácter diferente: el padre Pablo, franciscano protector de Joaquín Murietta; el traicionero Bartolo, el salteador; Dred Hanks, perseguidor de Murietta. Sin olvidar a los personajes femeninos: madame Ah Toy, la traficante de esclavos; la Bella de Plata; la socia de Casey, Patricia Clay, y la celosa e ilusa Cyd Carter; Lili Lafitte es un personaje inolvidable, y Chris Hassenfer tiene importancia clave en la trama. Hasta hay un personaje solitario, inspirado por leyendas: el mítico gigante de las nieves.

El dibujo de Warren Tufts es de alta calidad y mantiene el trazo prolijo y la personalidad elegante que aprendiera de su maestro Alex Raymond (Rip Kirby, Flash Gordon).
Esta es la segunda página de la presentación y ya Casey se sumerge en la acción que lo acompañará a lo largo de todas sus aventuras.
La plancha de abajo presenta al pequeño Kit Fox enfrentándose al capitán Beauregard, para vengar a su amigo Casey. Toda la historia tiene un intenso sentido dramático, producido por los dilemas morales y los principios éticos de los personajes, chocando con las pasiones y los intereses.

Warren Tufts realizó esta historieta desde 1949 hasta 1954. En Argentina se publicó en las revistas Pif Paf y El Tony, y en algunos diarios. En USA hay a la venta reediciones en forma de cómics.

4 comentarios:

La Kabra Maleta dijo...

Y lo interesante es que al personaje el entorno lo afectaba; se despeinaba si entraba a las trompadas, le crecía barba, cambiaba de ropa, y, como en la última página, lo herían (de hecho no me acordaba que el indiecito lo liquidaba al soldado tan..fríamente)o se enfermaba. En fin, que era/es un héroe creíble y con el que uno podía identificarse en determinadas situaciones.
Una excelente elección.

Salús!

Pd: y pa cuándo algo de Skorpio? O es muy moderno? ;D

ingrid dijo...

¡Jane Goodall!,por dios!.
Estoy agradecida de tu memoria que le ganó a la mía.
¿Tendré el "disco rígido supercargado?
Gracias mil por el nombre del libro.
INGRID

Rotebor dijo...

Para KABRAMALETA:
Skorpio está en preparación. No es tan antiguo como otros, pero está dentro de lo "clásico"; no hay que cambiar o "modernizar" porque sí, sino para mejorar.
Gracias por tu atención.¡Abur!

Para INGRID:
Mi memoria es remolona y vagabunda. Espero que consigas el libro.
Hasta la próxima. ¡Abur!

Anónimo dijo...

Efectivamente, leía esa historieta en el viejo y legendario “El Tony” y veo ahora, por la fecha que das, casi coincidente con la del deceso de mi padre, octubre de 1954, que la mía fue una lectura “póstuma”.
La revista la compraba mi tío Lito y la guardaba con montañas de “Rayo Rojo”, otra revista legendaria..., apaisada, pequeñaja, en la trastienda del taller de modistas de mis tías sin ventilación y con escaparate a la calle Cuenca 3535 del barrio de Villa del Parque.
En ese entonces, cuando yo era pequeño, “El Tony” venía en diseño tabloide, con un friso en la primera hoja que traía, a modo de metopa dórica, las caras de algunos de los personajes cuyos avatares se servían dentro; entre ellas, la que más recuerdo es la de Kemo Sabay, el hermano sobreviviente de los rangers ultimados por los Cavendish, que por haber quedado desfigurado usaba un antifaz y se llamaba por aquellos años, en la traducción argentina, el Guardabosque Solitario y no el Llanero. Fue la primera vez que vi a un indio con cartuchera, detalle excéntrico de la indumentaria que me intrigó sobre manera, ya que en el cine habría que esperar, si se me permite aventurarme, a Carlitos Bronson en “Renegado vengador” (en España, “Chato el apache”) para que el inestable “statu quo” del indio con revólver fuera asimilado por un alma sana.
No sabía, por supuesto, que el dibujo era de Tufts, pero que el dibujante, sea el que fuere, le debía el trazo «institucional» a Alex Raymond es una pista inocultable. Hay que situarse convenientemente ante el concepto de ‘herencia’ en el ámbito del arte para que se nos vuelva inteligible que se trata de un sistema, que el sistema admite los planos descriptivos de un edificio ideal y que desde donde estamos se puede avizorar el verdadero núcleo. En “El Tony” aparecía asimismo el Tarzán del que se tiene por triunvirato de la tinta china: Raymond-Rex Maxon-Burne Hogarth. Pero..., me pregunto, ¿hasta dónde los dos últimos son fiables de independencia?, ¿creían estar libres del legado?, ¿o el entretejimiento de genios, la urdimbre, el cañizo, oculta a la percepción reflexiva la influencia?
Revelas un buen nivel de exigencia y saber de coleccionista. Como ha ocurrido con tantas pequeñas joyas adelantadas a su tiempo, y seguirá ocurriendo, esa galería de personajes tan cinematográfica y tan completa no está al abasto de sudores, estudio y fantasía.
Joaquín Murieta fue muy tratado y alterado en sus tres aproximaciones ortográficas y saca indirectas ventajas de ello, como Billy the Kid, Jesse James o Robin Hood. Neruda vino a quitárnoslo de encima como bandolero para hacerlo izquierdista. Se dice que una parte de él entró como ingrediente, está como sino en el estereotipo del Zorro..., lo habrás oído, representando el pH de la California española ante la creciente sensación de picor invasivo de la neurodermatitis norteamericana. Ojalá que el ingrediente no se haya desperdiciado en el de Banderas y todavía podamos hacer algo... Quien tiene, me parece, una parte de Murieta o por lo menos reflejos condicionados es el Jesús Raza de Jack Palance de “Los profesionales” que dirigió Richard Brooks en 1966. Haz memoria.
Roger Jolly es una inocentona inversión del nombre que los bucaneros dieron al símbolo de su libertad sin ataduras y el botín que el Diablo ponía al alcance de sus manos: la calavera con las dos tibias en aspa. Llamaban a esa bandera que aún goza hoy día de buena salud simbólica “Jolly Roger”, ‘Rogelio el Jovial’.